ECONOMÍA
Empresas y mercado laboral
De Eurovegas no he leído más que
las páginas que han caído sobre mis
manos (o en las que mis dedos se han dignado a hacer click). Muchas cuestiones
nacen de la posibilidad de acoger este gran proyecto de ocio en España.
Ocio es una palabra bastante amplia.
Las horas que no trabajamos las dedicamos a explotar esta realidad. Desde una
perspectiva personal podemos distinguir dos tipos de ocio. En primer lugar,
encontramos el ocio pernicioso. Echar dinero en una máquina tragaperras influye
negativamente en el bolsillo del individuo en cuestión. En segundo lugar, está
el ocio que, a priori, no tiene consecuencias negativas sobre la personas a no
ser que se exceda en su uso. Leer, pasear, ver cine, no son acciones malas en sí
mismas siempre y cuando no se ignoren las obligaciones diarias.
El mundo de casinos de Eurovegas
y todo lo que lleva detrás (prostitución, mafias, juego y drogas) entraría
dentro del primer tipo de ocio. Dedicar el tiempo libre a drogarse no debe ser
muy sano. Las consecuencias individuales son radicales. Ahora bien, y desde un
punto de vista inverso, todos tenemos derecho a elegir en qué gastar nuestro
tiempo libre, ¿no? Una afirmación, terminada en forma de pregunta, bastante
habitual. La respuesta es dudosa. Si y no. ¿Influyen determinados tipos de ocio
individual sobre el resto de la sociedad? Aquí encontramos la clave. Las
acciones negativas personales solo son perniciosas para el individuo si la
realización de los hechos se reduce a un número limitado de miembros. ¿Qué pasa
si se extiende el este tipo de comportamiento en un área, una ciudad, una CCAA,
un país? Pues que las consecuencias ya no solo afectan al individuo, ni al
grupo de individuos inicial, sino, que afecta al conjunto de la sociedad.
La segunda cuestión en la que
quiero centrarme es en lo que me dice la pantalla de la televisión. He visto
aparecer, como si de copias exactas se tratasen, un montón de políticos que se
llenan la boca con la palabra libertad. Muchos de ellos, tienen como padre de
su pensamiento al economista (por destacar su ámbito de conocimiento más conocido)
Adam Smith. Se está hablando de cambiar leyes, de convertir el terreno de
Eurovegas en una especie de país extranjero dentro de España. Un territorio
fuera de la ley. Si añadimos, a la frase anterior, que Smith abogaba por un
Estado que se preocupase por cuatro cuestiones: defensa de la propiedad
privada, seguridad, justicia y realización de obras públicas que no interesan a
los intereses privados. ¿Es una forma de fomentar la seguridad la creación de
un territorio al margen de la legalidad del Estado? ¿Fomenta la seguridad de
los ciudadanos la prostitución (y cuando hablo de ellas me refiero a las mafias
que hay detrás), la drogadicción y la ludopatía? ¿Es justo que leyes que se
aplican en el Estado no se apliquen en Eurovegas (ley antitabaco, sindicatos…)?
¿Es justo para el resto de establecimientos este clima de desigualdad
empresarial?
Estas personas que tanto se
llenan la boca se olvidan de lo que quieren, se olvidan de determinadas
cuestiones importantes y que deben recordar.
“El segundo deber del soberano,
el de proteger en cuanto le sea posible a cada miembro de la sociedad contra la
injusticia y opresión de cualquier otro miembro de la misma, o el deber de
establecer una administración exacta de justicia”
Adam Smith
Llego al tercer punto. Debería
borrar todo lo anterior. ¿Por qué? Pues porque no conocemos absolutamente nada
de un proyecto que está casi cerrado. He hablado sobre hipótesis y sobre lo que
he leído sobre Las vegas y Macao. Los políticos han dejado caer desde el árbol
algunas hojas que a continuación se han apresurado a recoger. Tenemos una pared
delante. Unos días la pintan de amarillo, otros de morado. Los ciudadanos
deberemos conocer las condiciones excepcionales que el proyecto lleva detrás y,
como no, debemos poder posicionarnos con los datos sobre la mesa.
Si al final se llevará a cabo, o
no, lo sabremos en los próximos meses. Algún día sabremos lo que hay detrás,
aunque, ese día… debiera ser hoy.
Daniel Franco
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