CARA B
Thomas Carlyle a partir de la teoría
de la población de Thomas Malthus apodó a la economía como “ciencia lúgubre”. Malthus
explicaba que la sociedad estaba destinada al desastre. Todas eran malas
noticias. Decía que mientras la producción de alimentos se incrementa aritméticamente,
la población lo hace geométricamente. Total, con el tiempo no habría alimentos
suficientes para satisfacer a una población que se reproducía aceleradamente. Ignoraba
por tanto el progreso tecnológico y científico. El apodo de lúgubre a la economía
no le quedaba nada mal, ¿no?
Hoy en día la economía es la
ciencia del miedo. Cada mañana, a las tres de la tarde, nos cuentan en las
noticias que el desastre está cada día más cerca, que la prima de riesgo está
por las nubes, que el euro tiene los días contados, que la bolsa está cayendo
en picado, que un determinado banco ha reducido su beneficio en un 80%, que el
número de parados ha aumentado en 100000 personas y que cada día la población
española es más pobre. Te lo cuentan del tirón, prácticamente sin respirar.
Noticias que en una época diferente necesitarían un análisis minucioso se
amontonan y únicamente podemos decir “uy” para salir disparados a
escondernos en la habitación. Un documental sobre la situación económica actual
es como encontrarse en una canal de cine con una película de suspense/terror.
Miedo es la palabra más famosa. Hay dos tipos de miedo. El primero es el coherente con las circunstancias económicas y el segundo es el que se quiere provocar inoportunamente en los ciudadanos de un país.
Miedo es la palabra más famosa. Hay dos tipos de miedo. El primero es el coherente con las circunstancias económicas y el segundo es el que se quiere provocar inoportunamente en los ciudadanos de un país.
En el primer ámbito hablamos del miedo
a la crisis. Un fantasma que nos está devorando. España, tan centrada en el
pasado en la edificación, hoy no tiene un sector productivo por el cual
emerger. ¿La ciencia? La recortamos en más de un 25%. Lo fundamental en el
futuro es la formación a todos los niveles. ¿Educación? Recortes del 30%.
Panorama negro. Los más de cinco millones de parados no encuentran donde ser útiles.
El porcentaje de españoles por debajo del umbral de pobreza ha superado de la
mano del desempleo el 20%. Cada día más establecimientos cierran. Los españoles
son menos reacios a hacer la maleta. Los más preparados abandonan el país. El
capital humano se resiente. El miedo a la mediocridad como país se eleva. La prima
de riesgo está por encima de los 400 puntos básicos. La financiación cada día
es más cara y complicada. El BCE sale al paso, el día que no lo haga, ¿qué
sucederá? La bolsa española está en mínimos desde 2009. Al aumentar la
rentabilidad de la deuda española se reduce el atractivo de la inversión en
empresas. Doble golpe para la economía española…
La música cada día suena menos. El
déficit está por las nubes y al ritmo que están aplicando la palabra austeridad no es que la música se frene, es que nos van a quitar poco a poco todos los
instrumentos y deberá pasar el tiempo para que ahorremos y podamos comprarlos
de nuevo, más caros y de peor calidad.
El euro está débil. Grecia posiblemente
necesite un tercer rescate. Aún hay dudas de si se quedarán en el barco o deberán
partir. Panorama desolador el de los griegos que están viendo como se desmorona
una realidad que tenían como asumida mientras algún desgraciado generaliza desde
el exterior con el “algo habrán hecho”.
La prensa escenifica una
situación cada día más triste. La economía como ciencia lúgubre está en boca de
todos.
Ya de por sí la situación produce
malestar. Estamos en el quirófano. La economía se está operando. Algunos
economistas pronostican que entraremos en estancamiento por lo menos hasta
2019. El miedo económico está encima de la mesa y tendremos que aprender a
vivir con él.
El miedo inyectado es con el que
nos toca lidiar cada día. Nos dicen que si no reducimos el déficit lo pasaremos
muy mal (inexplicable se mantiene la meta del 3% para 2013). Nos dicen que
si los Presupuestos Generales del Estado los hubiesen hechos desde fuera, los
españoles, hubiésemos sabido lo que son recortes. Nos dicen que si vamos a la
Huelga General caminamos en la dirección equivocada y que el país se resentirá
si nos manifestamos ya que el coste es elevado. Nos dice, un partido que ya lidió
desde el gobierno con la crisis, que el camino es el contrario, cuando ellos
tomaron el mismo. Nos dicen que la culpa es del pasado, que el presente se ha
presentado sin avisar. El FMI nos dice que si vivimos demasiados años el futuro
de las pensiones corre peligro. Nos dicen… en definitiva, más miedo. Todas las declaraciones están involucradas en el tablero del miedo social, de apaciguamiento social a base del "todo irá a peor si nos movemos y no hacemos lo preestablecido". Nos dicen que tienen la receta, que hace falta tiempo. Nos dicen que estemos tranquilos y que no hagamos ruido, que no demos mala imagen. Que pasemos hambre sin intentar buscar el pan. Una tranquilidad miedosa desesperante y destructiva.
Las perspectivas no son nada
buenas económicamente hablando debido, en gran parte, a malas decisiones políticas.
El miedo nos golpea desde que un político agarra un micrófono. Parece que 2012
será el año de los golpes en la espalda y de esta palabra, tan usada y tan poco últil.
Daniel Franco
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